La multitud de yoes en el yo, o reflexionando sobre
 
La multitud de yoes en el yo, o reflexionando sobre Esquirla de Miguel Ildefonso
 
 
 
Podemos entender Esquirlas (Editorial Dendro, 2019) de Miguel Ildefonso como un enorme tratado sobre la esencialidad de la poesía, sus tórridos discursos y su vigencia dentro de un tiempo de ejes y ásperos modelos de vida, como un vasto espejo que refleja las reflexiones, teorías y praxis poéticas de Ildefonso, como también entenderla ceñida a su definición más súbita: esquirla, pedazos de vidrio molido, pequeñas partículas que saltan y se expanden; así, en esa multitud, Ildefonso interpreta su época y sus odiseas, en un solo poema de largo aliento, fragmento, repleto de ecos e interpretaciones, un canto general de ética y poética. Si en otros proyectos poéticos, Ildefonso asume el paisaje de la desolación y la memoria (Himnos,2008), el viaje por la ciudad y su caos (Dantes, 2010), el diario habitar del artista (Diario animal), el viaje de ese no saber decir que deriva en barroquismo desmesurado (Los desmoronamientos sinfónicos, 2008), la vida en el exilio (Canciones de un bar en la frontera, 2001), el desarraigo en el mundo simbólico (Vestigios, 1999), por citar algunos de sus obras, que anteriormente ya recogieron muchas reflexiones sobre la poesía y la modernidad, el problema estético, los límites de lo poético, la poesía como acto sagrado, la poesía como rebeldía del ser.
 
En Esquirlas, hay una dosis de todo ello más una purificación sólida y un filtro, sostenido en un largo poema cuyo tono es homogéneo y guiado por una reflexión de versar una poesía crítica consigo misma, que teorizando abra nuevas luces dentro de la estética y sirva como crítica a la razón que domina los aletargados cenáculos de lingüistas nerviosos y embotados en teorías o de jóvenes anárquicos; que dentro de nuestra tradición puede tener un parentesco con proyectos como Hijos de limo de Octavio Paz, donde el poeta mexicano reflexiona sobre la naturaleza de las vanguardias, explicando que todas derivan de un eje central: la contradicción de una contra otra; o el poemario Notas para un seminario de Foucault (2018) de Mario Montalbetti (1). Es necesario, insistir en esta idea de pluralidad, ya que el propio autor la versa al inicio del proyecto anota una clave para entender aquel espacio descuartizado de sentido que habita el artista de los signos en la nueva aldea: 
 
la pluralidad de los pasajeros define este tiempo
donde no hay un centro que defina al individuo
es la incertidumbre del cuerpo en ruptura
y presencia del desasimiento de su lenguaje
nos partimos nos dividimos nos fecundamos
                             frag-men-tados
nos expandimos en pedazos
esquirlas como la muerte nos reproducimos (2)
 
…pues nos permiten observar el espacio mental e intelectual desde donde nace la reflexión;  Miguel Ildefonso, como bien señala Lezama Lima, combina todas las influencias literarias en un solo caldo criollo, un caldo frag-men-tado; UN CALDO DE CABEZA mixta donde todas las sangres se mezclan: humeante a fuerzas y pócimas de la esencialidad poética; creando un sólido panorama que pasea por occidental, el ande, lo oriental, ese errar en la vida buscando belleza de Verástegui, que conduce al juego eterno y vital de los signos, y a su potente desciframiento como música, código, cielo, ojos, cuerpo, duda, exaltación, árbol, lenguaje; es justo decir que Ildefonso no narra desde la sapiencia, al contrario, su mensaje nace de la experiencia, del a posteriori poético, del cual nace su balance, juicio y desciframiento; observatorio plural, el verso es concha marina que escudriñar y asimilar; establece un postulado usable, un atentado místico, siguiendo postulados que recuerda a T. Carlyle cuando afirmaba que de ciertas personas podemos decir que “su mayor elogio es haber combatido con verdadera fe” (2)y es justamente esa vitalidad, (lo ingenuo que puede ser la poesía según Heidegger), también entendida como éxtasis que brota de los cuerpos que combustionan, éxtasis que es plural, que nos convoca el registro de los mares y viajes que somos, que conducen al UNO MISMO, cielo que funde y mezcla este soliloquio del que el vate es promotor; espacio vasto, altivo, violento; moviendo de peces dentro del poema, o  el poema escribiéndose en el instante del deseo, donde el cuerpo es el verso que el hacedor construye; en esa construcción, la poesía de Ildefonso, como la de Rimbaud o Pessoa, proclama los universos de universos que escribió otrora Rubén Darío, no estamos inscritos a un determinado oficio ni beneficio, vivimos en el gozo plural & anárquico de la posibilidad:
 
El cuerpo es un múltiple conjunto de yoes
convergemos en el cuerpo
no en el tiempo ni en el espacio
y el cuerpo se interroga dónde está
a qué hora llegará a su destino
el cuerpo se interroga: ¿de dónde provengo? 
 
…dudas, creo yo, que devienen como consecuencia de la certeza de no tener “un centro que defina al individuo”; Ildefonso escribe eternamente un verso en la piel fluctuante de una cebolla, cada poema cambia, brota, vuelve a nacer el signo, se abre a otra piel, en esa cebolla infinita; Esquirla, entonces, es un largo motor de ciencia poética, máquina de sonidos y traducciones, no de inglés al quechua, sino de la sapiencia lírica a un tú (o yo) que es tanto yo como Rimbaud; y aquí vuelve a obstinadamente a dibujar la reflexión del muchacho de Charleville o el mismísimo Juan Ojeda –sentir y pensar fusionados en un eje de conocimiento: Yo es otro, es decir, todos son Yo, Yo es Multitud y Uno– guiada en el entendimiento de autores tanto clásicos –Longino, Holderlin, Cavalcanti, Mallarmé, Paul Celan, Joyce, Nietzsche, Vallejo, Faulkner, Pessoa, Baudelaire, Platón, Adorno -como contemporáneos –Luis Hernández, Burroughs, Bukowski, The Cure, Lowry, Piaf, Chacalón, Borges- con los que trafican un nutritivo, una re-cu-pe-ra-ci-ón de fluidos-saberes-esencias-estados-mentes-flores- conversatorio simbólico que ordena e ilumina, alejado de lo meramente académico, abriendo un espacio donde las voces fluyen armónicamente; Miguel Ildefonso escucha a fondo la sangre del siglo, la sangre donde se agolpan los sonidos, los “satéliles” que son esquirlas, destrozando lo Real (u amplificando sus médulas) lejos del desencanto o caos, y dibujando el mapa de su mente, nos preguntamos, ¿qué oye el poeta? ¿qué extrañas concordancias componen el zurcido con el que emparenta lo andino con lo oriental, el fuego con los deseos? Mapa ardiente y coral, como toda la buena poesía; inicialmente, en Big Bang -, leemos un texto muy oral e híbrido que traza su bitácora:
 
La poesía tiene una prótesis sin la cual no puede andar una ciudad como Lima, en su esplendoroso invierno de alaridos metálicos que oímos cuando viajamos en bus o caminando por imantadas veredas, efectivamente, tantas veces mentado por la poesía. Pero, ¿qué diálogo sordo se entabla aquí? (4)
 
Texto, por cierto, sugerente, seminal: enmarañado cielo de un gras para nada sintético, sino floral y coral: crítica a la realidad, situación geografía, e incluso teorización sobre el propio discurso, sin olvidar lo visceral, y el espíritu punk y rebelde; si las galaxias son producto de otras galaxias recicladas en el fin y vida de los soles, (ojo que esta idea misma se versa en algunos buenos versos como: “al escribir esa ética pareciera que el poeta/ estuviera siguiendo el mapa de universo/cuando más aleja la mirada/ el poeta podrá encontrar inmensos planetas/ cada vez más grandes/ a millones de años luz hay mega estrellas”) hay una orientación igual de cósmica en los verso de Esquirlas, de nutrición y diálogo con la tradición, aunque observado desde un vasto panorama.  El inicio de Esquirla es un puñete contra los vidrios de las iglesias del lenguaje clásico y un aperitivo de guerra; esa honestidad viaja como pez dentro de un agua clara y embalsamada de honestidad; la lírica de este poemario no es tibia, muestra la carne del arte poético, escarba sobre sí misma, y se devora; dentro de las razones poética encuentra su trabajo de reflexión y praxis; tiene necesidad de dibujar su propia fotosíntesis, tratado del ser poético que nos permite explorar la simbiosis y voltaje del artista poético moderno; la sustancia detrás, un tratado que combina lo filosófico y ético, en la necesidad de fundar un mito detrás del papel de poeta, se acerca a cierta religiosidad verbal,
 
la poesía será un acto de fe
y esto significa renacimiento/ resurrección
somos diálogo
la utopía es la esencia de la poesía 
 
…destruye los ejes de alta o baja cultura, la chicha y la música clásica forman parte de la misma totalidad de viaje y búsqueda; para abrir paso a un panorama, un paisaje, una lluvia de esquirlas, miríadas de voces, vastos signos, unidades semánticas, herrumbroso juego de ecos semánticos, de resemantización mental del coro arbóreo del poema humano, hecho de millones de ramas, desde el cual –atado a la naturaleza de su intensidad,- M. Ildefonso crítica, opina, canta, teoriza, da forma a su propia praxis lírica; significaciones e ideas de lo poético, ternura y descreimiento visceral,  que nutren y oxigenan los hipervínculos mentales que activan su cosmos poético; inevitablemente surgen los maestros:
 
Desde Baudelaire la poesía entronca en la ciudad
su hastío / su spleen
la ciudad se convierte en un territorio alienante
un monstruo acéfalo que va fagocitando los espíritus
de Rimbaud/ Kavafis/ Lorca/ Vallejo/ Eielson
ellos dejaron sus inscripciones en esas paredes mohosas
de la Modernidad 
 
Entonces, su lírica se conecta con el pensamiento poético moderno, con los Baudelaires, P essoas, Elliots, Vallejos, Eielsons, y otros autores que iluminan el siglo; como si un catastro o inventario general se tratará, empieza estableciendo sinfonía con el inicio de la tradición moderna; ahí se encuentra plantado en su quimera, aquel francés, Baudelaire, como un inmenso tatuaje o grafiti proclamando la independencia de lo bello, el spleen contemporáneo, la búsqueda de paraísos artificiales; todo dicho de modo veloz como una explosión de mil partículas atómicas buscando aclaran o dibujar el himno del ser: 
 
Aun en épocas de descreimiento
la poesía sigue siendo la desaforada construcción
                 de una utopía
la del lenguaje que funda un mundo
y los poetas aclaran y dan sentido
a esos fantasmas anónimos que buscan una fe.
 
Sin que, no obstante, se pierda el sentimiento de lograr un balance y un código de lo poético, como acto que trasciende los espejismos de la modernidad; curioso para una época que prefiere las ferias del libro, las fotos banales del Facebook, los discursos tejidos a través de memes, las niñerías y superficialidades; ahí, en esa cirrosis intelectual, el poeta escribe su sistema, como un cielo vasto. También destaca la reflexión entre sexualidad y poesía, un tema que despierta la necesidad de asumir la creatividad y el erotismo como una llama unívoca, donde los deseos son guías para la poesía como cuerpo, o el signo como flor:
 
Hay una analogía entre la escritura poética
           y el acto sexual
entre la lectura poética y el coito
entre la performance poética y la masturbación
la putrefacción del lenguaje de la poesía
desencadena en esa pequeña muerte que es el orgasmo
es un proceso de envilecimiento
en el que nos convertimos
                  nosotros los inocentes lectores
en voyeuristas incapaces de quitar la mirada
al desborde verbal de poeta con sus impulsos
thanáticos y eróticos
Eyacular es como escribir
y la leche por tanto refulge en la película porno
               de poema
como la tinta en el cuerpo
pero no en el cuerpo de poema sino al interior de lector
ese oscuro objeto del deseo
cómo abortar la poesía entonces
sino transgrediéndola/ violentándola
es un sucio empeño no de torcer el cuello al cisne
                  sino al pene 
 
La conquista de ese lector, el juego del cuerpo amado, conducen a la forma del verso, al cuerpo versado dentro del vacío; se une simultáneamente poesía y semen, semen y arte, como también cuerpo & amor trascendental, como también a una propia reflexión consciente de la histórica poética por donde transita su discurso, una historia que arraiga en los años de vanguardia de siglo, que extiende su fuerza hasta nuestros tiempos; aunque es inevitable que, en el caso de Esquirla, esa divagación de experimento se torne un discurso purificado de juegos o ludismo, aunque paradójicamente funcione bajo una osamenta vanguardista: 
 
La poesía es ese viaje erótico
esa búsqueda de libertad del sujeto posmoderno
luego de las vanguardias literarias
no quedó mucho qué experimentar en cuanto al lenguaje
en cuanto al lenguaje per se
lo nuevo no está en el juego verbal
menos en la impostada experimentación formal 
 
Como bien sostiene O. Paz en Los hijos del limo(5),  la ironía es una factura de la modernidad, de ese perder lo sagrado, ese racionalizar y exterminar de nuestras posmodernas mentes incluso el criterio de fábula, es decir, de posibilidad; ya, en nuestra posmodernidad, es una ironía que se extiende a diálogo consigo mismo, es decir, un diálogo con aquellos lados trizados de la propia reflexión sobre el cuerpo destruido de las vanguardias, de lo poético, de sus mitos; la dirección del entusiasmo, ese estar con los dioses según Martín Adán, que brota de los adeptos al oficio:
 
Porque allí donde ya no hay esperanza
aparece la poesía
con “pasión y entusiasmo” decía Longino
la poesía suplanta la ausencia 
No obstante, la propia duda y pluralidad del discurso, no permite una definición totalizante del tema que rige el propio libro:  
¿y cómo definimos el amor hoy? 
¿cómo hablamos del amor
desde la constante ausencia de las cosas? 
en una época en que ya no hay heroicidad
sino publicidad
 
 
Simultáneamente, Esquirlas resulta interesante la recuperación de voces femeninas (Varela, E. Dickinson, S. Plath, Pizarnik), la reactualización de Vicente Huidobro y sus ideas sobre el poder de poeta como pequeño Dios; o las ideas sobre el arte, la poesía y el libro ( en el arte el fin no es el artista /o el poeta o el narrador/ el fin es el libro); como también es interesante el diálogo histórico que establece con Theodor Adorno & su famosa frase (6) para no quedarse solo en la respuesta banal o vacua sino para expresar justamente ahí la importancia de lo poético, 
la
como bien describe el filósofo de la escuela
                 de Frankfurt
es un acto pero no solo es un acto o una performance
del lenguaje
sino de aquello que se está quebrando
y que nos impide ver o sentir y definirnos 
                como seres humanos
                 (la poesía lo revela/ lo evidencia)
 
Y sigue: monstruosamente, como una continua unidad de temas plural e interculturales, Ildefonso; la siguiente y última unidad del poemario es Expansión Métrica del Espacio Poético, que son 11 poemas en prosa de una hoja, donde se suceden nuevos diálogos, que abren y oxigenan los ya mencionados, la lista de los artistas es larga, y tenemos a varios poetas como Martín Adán, con quién vuelve a dialogar sobre el éxtasis y el caos de habitar la ciudad; con Octavio Paz, a quién Ildefonso cita justamente cuando citaba a Rimbaud que decía: la poesía quiere cambiar la vida; o con el poeta Hikmet que permite una reflexión sobre la poesía social, o lo social en el poema (somos diálogo y éxtasis); o con –nuevamente- Baudelaire o A. Pizarnik; con el novelista Kafka, a quién asocia con el fuego y nosotros, curiosamente, emparentamos con aquellos versos que dijo Gonzalo Rojas, chileno y sagitario (7), con críticos o pensadores como W. Benjamín, Bataille o Baudrillard o Bachelard con quiénes asume un puente entre historia, con el primero; de erotismo con el segundo;  de reflexión sobre la realidad y lo real con el tercero; del agua como elemento poético, con el cuarto; cierran estos diálogos, dos capos de la lengua tanto inglesa como española, que son Elliot y Borges; el primero permite volver a las reflexiones que tiene Joseph Brodsky sobre el también ruso Osip Mandelstam, que conducen nuevamente a pensar la memoria; y con el segundo, que lleva a un encuentro de un estado primitivo de lo poético, un regresar a la musa frente a la máquina pensante y racional de un E. Poe; todo ello en un galope donde lo poético y filosófico son dos actitudes que se mueven en un solo río, la inteligencia, y permite abrir toda la tonalidad del registro.
 
El libro se desborda, da esa sensación de ser un continuo estado de fragmentación de las ideas sobre la poesía, la posmodernidad, lo fragmentado que son los discursos actualmente. Poética no ajena a la desmesura de universo, el mismo que posee un eco, en su vastedad y fecunda, en el multiverso de la poesía. Enorme búsqueda, magnífica sed, arrebato inmenso que atenta contra un arte muy profundo que, hoy por hoy, coquetea con la banalidad, lo limitado o mediocre. 
 
En este libro muchas energías se dan balances, forman ríos y colisionan, como una suerte de universo creándose y explosionando mientras se crea; vida y muerte, como ciclo natural del poema, y forma simetría de esquirlas que rompen el signo y abren sus posibilidades. Este es un trabajo inteligente, libre y fresco, que remece por su ambición y su propuesta. Un justo y necesario balance sobre la propia poesía, el trabajo de poeta, la sociedad y la vida; libro que como las esquirlas, al ser leído, puede desgarrar con su pequeña intensidad algunos prejuicios y abrir algo el entendimiento poético a inicios de siglo XXI. 
 
 
 
NOTAS
 
 
(1)Cotejando ambos proyectos, se puede observar una cierta naturaleza metodológica parecida: poemas que afirman un discurso poético. En el caso de Montalbetti hay semejanzas con la crítica al Sistema; si en Ildefonso el Sistema fomenta una entidad contraria a la poética, en el caso de Montalbetti la crítica será hacia el sistema financiero, entendiéndolo desde lo esencial, en el símil de poema & dinero:
 
…que es como preguntarse
en qué se parece el dinero a la poesía
Y yo les puedo decir: EN TODO 
 
Como se observa, hay un diálogo con el propio lenguaje, no para representar un estado mental, exaltación, trance, o melancolía, propio de los estados, sino para establecer un coloquio, a modo de clases, en este caso seminarios, que fomenten más ideas sobre la relación de lenguaje –poema, dinero-poema, novela-capitalismo, etcétera, y esos ejes sirven para ir divagando sobre las formas que el lenguaje toma dentro del espacio capitalista. 
Valga acotar el tono “didáctico de profesor” que perdura en su versar; tono que, en algunos casos, resulta patético o insoportable, sin que ello vaya en detrimento de su originalidad. Miguel Ildefonso también cita el dinero, criticándolo dentro del ámbito de poema:
 
la exuberancia en el derrame verbal
siempre tiene que estar en movimiento
como el dinero
 
(2)Libro Los héroes, capítulo El héroe como hombre de letras. 
(3)Este fragmento como todos los fragmentos de la primera etapa del libro, hasta la sección Expansión Métrica del Espacio Poético forman un largo río de escritura. 
(4) Poema Big Bang
(5) Autor que, por cierto, aparece citado y re-citado a lo largo de todo el poemario. 
(6)No se puede escribir poesía después de Auschwitz. 
(7) Kafka ardió como una pira en sus papeles; del poema “Concierto”. Poema que, ahora que lo reflexiono, puede ser muy bien el itinerario creativo de Miguel Ildefonso, un concierto de esquirlas.